


Ya iban nueve meses de viaje, y finalmente, habíamos llegado a Londres. Habíamos reservado un Airbnb por un mes. Teníamos planes de estudios y de poder sentarnos a trabajar en el blog con mayor tiempo. Pero había un problema, era sábado, y los sábados nos gusta salir a tomar algo. Esa semana había sido la London Cocktails Week, en la cual se había anunciado los nuevos Top50 bares del mundo. Encontrar un bar sin reserva, iba a ser un problema.
El departamento estaba ubicado en Hoxton, por ende, la primera opción era Happiness Forgets. Caminamos hacia el lugar….estaba lleno y con muchas personas esperando. La siguiente opción fue Callooh Callay, un bar mucho más masivo, y que igualmente estaba lleno. “Tiene reserva?” la frase más escuchada de nuestra noche. Vayamos al Nightjar, pensé. Ya había perdido un poco de protagonismo, capaz que no estaba tan lleno. Error, otra hora y media de demora. Me quedaba la última carta, The Gibson, que pensaba ir la semana siguiente porque eran unos 30 minutos caminando.
EL BAR
Al llegar a The Gibson preguntamos si había lugar, aunque sea en la barra (nosotros amamos la barra, pero además, la experiencia nos dice que la mayoría pide una mesa). “Sí, pero solo una hora”. En Inglaterra lo normal es reservar un periodo de tiempo, no es como en Argentina que decís a las 8 y te quedas lo que querés. Sinceramente, nadie te va a venir a echar, pero se organizan mejor las reservas.
Por dentro el bar es pequeño pero acogedor. Todas las mesas contra la pared, una barra con 8 asientos (las mesas estaban llenas y la barra vacía pero con algunas reservas), y al fondo, un piano donde había una persona tocando y cantando en vivo. Nos gustó mucho la amabilidad con la que nos atendieron, y esto duró toda la noche. La carta es algo hermoso. Comienza con un largo poema sobre los usos de la carta, ¿para que sirvo? Me pareció simplemente genial y escrita con un gran talento. Luego, los cocktails, separados por los meses del año. Tres o cuatro cocktails por mes. Esto da como resultado una carta completa. Ni bien te sentas te sirven agua en un vaso de metal y te dan de probar un ponche casero.
COCKTAILS
Si esto fuera solo lo que nos sorprendió, ya estaríamos contentos, pero lo mejor estaba por venir. Ningún cocktail en The Gibson es “normal”. Todos vienen con una preparación y una presentación muy creativa. Solamente observando los vasos, se entiende de sobremanera que no es un clásico bar de cocktails. Vasos con forma de sacapuntas, cactus, búho, bicicleta, cisne, dragón, van VW y hasta panal de abejas.
Cada cocktail es una experiencia sensorial diferente. Yo arranque con una reversión del Martini clásico llamado Monkey goes to Devon. El cocktail tiene gin Monkey 47, vodka de frambuesa y sherry. Para acompañar y que vayas sintiendo los diferentes sabores, el cocktail viene acompañado de: un queso pecorino estacionado, frutillas verdes con balsámico, una flor de malvavisco y con chocolate amargo alrededor. Cuatro elementos, cuatro sabores diferentes, cuatro formas diferentes de tomar el cocktail.



Car pidió un Voodoo Lady. El cocktail tiene gin, frambuesa y eau de vie de lima. Además del cocktail, viene un huevo enganchado con un broche. El huevo tiene gin del que sale humo, generando la sensación de ahumado. La noche seguía y cada vez que veíamos pasar un cocktail nos sorprendíamos más y más.
“¿Pedimos uno más o uno para cada uno?” le pregunté a Car. Y decidimos pedir dos más.



Los dos siguiente iban a seguir la lista de cocktails raros. Car pidió un Wave of the Dragon, con ron, açai, fruta del dragón y nuez. El cocktail en sí, no tenía mucha fantasía, pero venía con la fantasía separada. Una pequeña pava, humeando, cuyo contenido debía ser vertido una vez finalizado el anterior. Dos cocktails en uno, impresionante. Mi elección fue la más estrambótica que he visto hasta ahora. The great Japito, un cocktail con mezcal, gin, melón e hibiscus. Viene servido en un vaso con forma de medio limón, y con una ensalada de cosas encima. Primero hay que comerse una frambuesa. Luego, hay que comer la clásica golosina que explota en la boca,y sobre eso tomar el cocktail. Esas pequeñas piedritas se transforman en casi rocas, y sentís que te va a romper toda la boca. Es divertido y el sabor es alucinante.
Ya no podíamos pedir más cocktails, o mejor dicho ya no podíamos pedir más. La noche había cumplido con su objetivo. Estuvimos dos horas y nadie nos vino a sacar. Y de paso, escuchamos excelente música en vivo.
INFORMACIÓN
Web: thegibsonbar.london Instagram: @thegibsonbar Horarios: todos los días desde las 17hs, Domingo desde las 13hs |