De los mismos creadores de obras maestras como Nightjar y Oriole, y con un formato muy interesante, Swift vino a revolucionar el SoHo londinense, vino a darle la calidad que le faltaba. Nunca mejor dicho, un bar para todos los gustos. Swift es un bar bipolar, con dos caras como géminis. Es el caos y es la tranquilidad. Swift es, por si aún no lo han notado, dos bares en uno.

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La carta del subsuelo

EL PRIMER PISO

El primer piso o mejor dicho la planta baja es un bar con fachada a la calle y gente en la vereda tomando cocktails. Música alta y de moda, cocktails frescos que salen con la velocidad de una barra de disco, bartenders que hacen ruido cuando baten la coctelera y, sobre todo, un ambiente relajado, de previa. Es un bar de paso, es un bar para estar parado, nadie se sienta, todos se mueven de acá para allá. Las charlas son más animadas bajo una luz fuerte, que no esconde nada.

EL SUBSUELO O EL “SPEAKEASY”

El subsuelo, el sótano, el speakeasy, como quieran llamarlo, es donde todo cambia. Es otro bar. La escalera funciona como una especie de abertura temporal. A medida que vas descendiendo la música del primer piso se va transformando en Jazz, la música de moda va mutando en Coltrane, Cole Porter o en cualquiera de los exponentes del Dixieland. Pisas el último escalón y ya no sentís nada de arriba. Ahí está el piano y si fuiste a la hora adecuada seguro alguien lo estará haciendo brillar. La luz baja a un nivel elegante, elegante como las lámparas, las mesas, los espejos en la pared y la barra. Cerrás los ojos y esperás que algún hechizo haya cambiado tu vestimenta en esa escalera y estés vestido como cualquier publicista de Mad Men.

Swift tiene uno de los equipos de barra más multicultural y simpático que hemos conocido. Empezando por quien nos recibió, un irlandés por demás amable y conocedor como la palma de la mano del menú. El menú es amplio y se pasea por todos los sabores y estilos. Además, tienen una carta con más de 250 etiquetas de whisky para pedir por medida.

COCKTAILS

Al llegar comenzaron las recomendaciones de cocktails y así fue como arrancamos con Daylily Fizz con gin, Chartreuse verde, mezcal y champagne para darle el fizz. Este cocktail color pistacho que huele a India y posee notas difusas de paprika y pepino, fue un gran comienzo de la noche. Como siempre, algo tan especiado siempre lo contrasto con algo más fuerte, así que pedí el cocktail Liberty, con bourbon, chartreuse, vino Sauternes y limón. A pesar del contenido alcohólico es un cocktail frutal y refrescante.

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Liberty y Daylily Fizz

Nuestro bartender cambió por un rato y se nos presentó un compatriota sudamericano, un peruano que hacía un año que trabajaba en Swift. Con él al mando pedimos otros dos cocktails que nos recomendó. El primero fue Tinderbox, un cocktail elaborado con ron macerado con mantequilla de maní, armagnac y un bitter de jengibre. Dulce y con un sabor a maní muy intenso, mi preferido de la noche. El otro fue Praline Flip, un cocktail casi de postre con ron casero infusionado con especias, orgeat de nuez y cerveza Guinness.

Luego de un momento donde todos amablemente me dijeron que me sintiera libre de sacar todas las fotos que quisiera, el primer bartender que nos atendió nos regaló dos Irish Coffee. El famoso café irlandés con whisky, café y crema de leche. Mala suerte para mi que soy alérgico al café, Car se tomó los dos cocktails y yo me tuve que pedir uno más. Cerré la noche con un White Water, con dos tipos de whisky, licor de banana y falernum. Es como si un old fashioned si hubiese ido de vacaciones al caribe.

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White Water

Nos fuimos con sed de más. El bar nos encantó como sus dos hermanos mayores, Oriole y Nightjar. De a poco fuimos saliendo del trance, subiendo las escaleras y volviendo a Londres en el año 2018. La época había vuelto a cambiar, estábamos en la nuestra.

INFORMACIÓN

Web: www.barswift.com

Instagram: @barswift

Horarios: todos los días desde las 15hs