Fecha del recorrido: Julio 2018
Modalidad: Roadtrip
Agencia de alquiler: Hertz
Estábamos en Burdeos y allí alquilamos el auto que devolveríamos en Paris al finalizar nuestro roadtrip por Francia. A solo dos horas de distancia de la ciudad está la vera del río Dordoña. Este río pasa por la mayoría de los pueblos de la zona, convirtiéndolo en una de las mejores formas de recorrer algunos pueblos, desde el agua. A diferentes alturas del río se pueden hacer muchas actividades acuáticas: como recorrerlo en Kayak o lanchas turísticas que recorren algunos pueblos. Es una forma de conocer, desde otro punto de vista, las ciudades medievales.



Cuando comenzamos a preparar este viaje, yo estaba convencido que países como Francia lo debíamos recorrer en auto. No veía ningún otro medio de transporte capaz de llevarme a todos los lugares que soñaba recorrer. El tren es un gran medio de transporte, pero usualmente une ciudades, no pueblos. El Valle de la Dordoña (la Dordoña desde ahora) era un objetivo, un sueño y poco a poco se fue convirtiendo en una realidad. Conocer parte de esa enorme cantidad de pueblos medievales (digo parte porque son decenas de pueblos y es complicado recorrerlos todo en un solo viaje) fue uno de los grandes gustos que me di a la hora de preparar este roadtrip por Francia.
Día 1
Vitrac
El primer día salimos bien temprano desde Neac, un pequeño poblado cercano a Saint-Emilion, donde pasamos la noche. Tenía reserva en una bodega para hacer una visita y cata de vino, así que desayunamos y partimos. Luego de visitar el viñedo, emprendimos camino hacia el hotel en el que nos íbamos a hospedar las siguientes dos noches. Buscamos por logishotels.com y conseguimos un hotel-restaurant con unas pocas habitaciones que son habilitadas en temporada alta. Logishotels.com es una plataforma para reservar hospedajes en Francia. Hay muchos hoteles que solamente abren un par de meses en temporada alta y suben su disponibilidad directamente ahí. Generalmente estos hospedajes no se encuentran en otras plataformas y si aparecen, es a precios más elevados que en Logis.



Vitrac es un pueblo que pasa casi desapercibido por su tamaño y sus atracciones. No tiene más que un puñado de viviendas, el Río Dordoña que cruza el pueblo y lo divide en dos, un puente y una cantina convertida en el restaurant del pueblo. Algunas de las casas están cubiertas completamente por enredaderas verdes que les dan ese aspecto mágico de algo abandonado por el hombre, de lo que la naturaleza se adueñó.
En el restaurant que da al río, el turismo se mezcla con la gente local y se come en un ambiente de “camping”. Mesas y sillas de plástico, manteles a cuadrillé y precios económicos. Hay una bajada al río para llegar con el auto cargado con los kayaks y no tener que pagar estacionamiento. El río es todo en Vitrac. La vida social de este pequeño pueblo se desarrolla ahí, donde está el restaurant, a orilla del río juegan los chicos, cerca del puente que tiene más pinta de centenario que de nuevo. El pueblo tiene, sobre todo, una paz que calmaría hasta al más nervioso.
“Estas dos cuadras son algunas de las cosas más lindas que vi en este viaje” le dije a Car con una sonrisa que no se podía borrar ni con Photoshop.
Cada día que llegábamos de recorrer, me paraba al menos unos minutos para mirar esas dos calles y no podía evitar la sonrisa.
La roque-gageac
Dejamos las cosas en el hotel, nos relajamos unos minutos y volvimos a subir al auto, queríamos hacer la mayor cantidad de pueblos que pudiéramos durante lo que quedaba del día. La mejor forma de comenzar un viaje por la Dordoña es seguir el curso del río. Por orden geográfico, el primero pueblo que visitamos fue La Roque-Gageac.
“¿A quién se lo ocurrió construir todo esto acá?” pensé en voz alta.



Del acantilado de piedra hasta el río no hay más de veinte metros, así y todo, hay una calle doble mano, un pequeño parque y un pueblo, construido sobre la pared como quien acomoda latas y paquetes sobre un estante angosto: una primera fila de casas y algunas más arriba aprovechando los pocos espacios vacíos que quedaban.
El pueblo es muy pintoresco, tiene comercios de varios rubros: restaurantes, recuerdos, almacenes o indumentaria. Todo conserva su estructura original, desde la entrada de un garaje, hasta la iglesia, todo se mantiene con el mismo estilo. Las casas tienen fachadas color arena, casi doradas, con techo marrón. Los techos pueden variar, hay algunos a dos aguas otros piramidales, pero siempre con el mismo tono. Al final de la hilera, emerge desde la vegetación un castillo convertido en hotel: “Chateau de la Malartrie”. Si miran para arriba, cuarenta metros por encima de la ciudad, se encuentra un fuerte troglodita, construido originalmente en el siglo XII.
Aunque algunas de las propiedades del pueblo son bastante modestas, saliendo un poco de estas cuadras, podemos ver grandes mansiones, manteniendo estilos similares. Salvo que se quiera parar a comer o andar en Kayak, los pueblos se recorren rápido. Volver de noche es otra opción para verlo con todas las luces encendidas.



Beynac et Cazenac
Recorrimos el río desde Vitrac hacia la izquierda, así que nuestro siguiente destino fue Beynac et Cazenac.
Beynac et Cazenac es otro pueblo al que por geografía pareciese que la naturaleza lo está empujando a caer sobre el rio. El estilo de la construcción es similar al pueblo anterior, pero con una diferencia: una calle corta el acantilado. Esa es la calle más comercial de la ciudad.
Este fue el primer pueblo en el que no conseguimos estacionamiento, estaba lleno. Dejamos el auto en doble fila para bajar a sacar unas fotos y volvimos para correrlo. En vez de irnos al siguiente pueblo, subimos por la calle principal. La calle pasa por un parque arqueológico para los chicos, con réplicas de dinosaurios y todas esas cosas que a todos los chicos le gustan y a la mayoría de los adultos nos aburren. En la cima del acantilado hay un castillo, como en casi todos los pueblos de Dordoña, al cual no entramos porque no teníamos mucho tiempo.
Chateau Castelnaud
El castillo de Castelnaud queda del otro lado del río de la Dordoña, se cruza por un puente que queda entre La Roque y Beynac, así que decidimos ir a la vuelta, como último destino del día.
La visita al castillo está correctamente diagramada para que lo recorras entero sin perderte o saltearte ningún lugar. Tiene una de las mejores vistas del valle de la Dordoña desde la torre más alta. Se ve el pueblo de Beynac, se ve cómo el río Dordoña va serpenteando entre la vegetación siendo cruzado, cada tanto, por algún puente de piedra o acero que parecen tener la misma edad que el río.
Por dentro, muestra en detalle como se vivía en esas épocas, en el siglo XIII. La historia cuenta que este castillo está de pie de milagro, ya que sufrió varios abandonos (hasta se usó como cantera de piedras en el siglo XIX). En el 1966 se declaró monumento histórico y se comenzó a restaurar la versión que vemos hoy en día.
Mirá acá la parte II: Sarlat, Rocamadour, Domme, Perigueux y Brantôme