Probablemente ya conozcan mis sentimientos hacia Jodhpur, la ciudad azul de Rajastán. Ahora sí, les cuento todo lo que hicimos en nuestros dos días allí.
El fuerte de Mehrangarh
Subimos a la terraza a desayunar y ahí vimos por primera vez el fuerte de Mehrangarh, en lo más alto de la ciudad. Hacia ahí fuimos. Salimos de la guest house y me encontré con una ciudad menos azul de lo que imaginaba. Las fotos de los lugares turísticos que figuran en internet, siempre exageran. Es verdad que se ve todo bastante celeste, pero no se si es una “ciudad azul”.



Había salido el sol y no hacía tanto frío, el clima nos motivó a caminar. Camino al fuerte pasamos por el frente de una casa muy sencilla, pero muy linda, un paredón azul y una puerta blanca que estaba abierta. Llamó mi atención. Me pare apoyándome en la pared para que Tincho me saque una foto y mientras lo hacía, salió su dueño. No parecía estar muy contento por nuestras fotos, le sonreí y lo saludé amablemente. Me preguntó de dónde éramos y entró a buscar algo. Salió con una carpeta blanca, donde tenía billetes de muchos países. Era su colección personal, y no había ni un peso argentino. Le prometí que le llevaría uno y asintió, aunque no me creyó ni una palabra.
Seguimos camino y llegamos al fuerte después de pasar unos cuantos obstáculos. Creo que ese fue el día que más veces nos pararon en la calle para pedirnos fotos. No solo a mí, como había pasado en Delhi y Bikaner, esta vez también a Tincho. Si, los occidentales llamamos mucho la atención, y sepan que en India les pedirán fotos.
Los fuertes de Rajastan están repletos de historia, de detalles en sus estructuras, de puertas y ventanas talladas y pintadas, las más lindas que vi. ¿Qué hace especial al fuerte de Mehrangarh? Que desde que uno ingresa, ve a la ciudad completa desde arriba. Jodhpur se ve desde la altura, no completamente azul, pero tan linda como cuando uno camina por sus angostísimas calles.



Mausoleo Jaswant Thada.
Seguimos con la caminata. Se nos ocurrió ir a un mausoleo que está cerquita del fuerte, el Jaswant Thada. Es un templo de mármol blanco que parece tener luz propia. Por fuera se ven muchísimos detalles, pero por dentro es un solo salón grande, sencillo, silencioso y con mucha paz. Quizás por eso me gustó tanto. Había muy poca gente visitándolo, todos respetando y contribuyendo al silencio y la tranquilidad del lugar. Para mí, uno de los lugares más lindos de la ciudad, vale la pena ir.



Plaza de la Torre del Reloj
Llegamos a la plaza de la Torre del reloj. Ahí, donde está la acción de esta ciudad. En India y en el mundo, siempre pienso que cada ciudad tiene un punto, un lugar, una plaza, un camino, una esquina, donde todo sucede. Un punto donde la intensidad y el movimiento son mayores que en otros lugares. A veces viajando no llegamos a identificarlos, pero otras veces, no podemos salir de ese lugar. Como si su energía nos acercara ahí por magnetismo.
La plaza de la torre del reloj llama la atención por un reloj de arquitectura británica. También, porque es un lugar donde es inevitable chocarte con mucho color. Hombres y mujeres montan sus puestos logrando un mercado en el medio de las calles que desembocan en la torre. Los de las calles son puestos principalmente de dupatas, sarees y pashminas. Sin embargo, también encontramos utensilios de cocina y objetos de plástico (como los que conocemos con el nombre de tupper). Entre los puestos pasan ciento de motos, esquivando a todas las personas que por ahí caminan. Se mezclan los turistas, con los locales. Todos pelean los precios.
En una esquina, los rickshaws medianamente organizados, esperan a los que no quieren caminar. Sus conductores intentan llamar la atención de los turistas, claro, a los locales les cobran mucho menos. Atrás de los puestos hay veredas, o algo parecido, y se ven los comercios más desarrollados. Predominan las especias y los tés, aunque se mezclan con ferreterías y casas de telas.



Mandore Gardens
En Jodhpur hay un parque, conocido por sus templos combinados con hermosos jardines. O al menos eso muestran las fotos. Sin embargo, no es tan maravilloso como suena. Llegamos muy temprano a la mañana, cuando recién empezaba el día en la ciudad. Entramos por una calle donde unas cuantas personas se empezaban a acomodar para pedir sus limosnas del día. Hasta ahí, lamentablemente, nada fuera de lo normal o que no hayamos visto antes.
Además de eso, es triste lo descuidado que esta el parque. Los jardines no parecen recibir ningún tipo de mantenimiento y por todos lados, en cada rincón, se ven kilos de basura. Es un lugar público, libre y gratuito. Pareciera que a nadie le importa generar algunos puestos de trabajo para el mantenimiento del lugar, lo cual también sería muy beneficioso para la gente que necesite el trabajo. Soñar no cuesta nada, pero volviendo a la realidad, el lugar tiene unos cuantos templos que aparentan recibir algún mantenimiento. No es raro, en India la religión es más importante que muchas otras cosas.



El lugar está repleto de monos que están ahí, esperando a los humanos que les den comida, o, en todo caso, se la puedan robar. ¿Cómo llegaron esos animales ahí?, me pregunto. Calculo que como llegan todos los animales a los lugares alejados de sus hábitats naturales, por seres humanos irresponsables.
El parque queda alejado del centro de la ciudad. No haber coordinado la vuelta con el rickshaw que nos llevó, fue un error. Nos costó conseguir uno que nos lleve a la torre del reloj, sin cobrarnos el doble de lo que habíamos pagado para ir. Pero conseguimos. Si me preguntan, no lo considero un imperdible de Jodhpur. Es un lugar lindo, pero que podría serlo mucho más. Si eligen ir, les pido por favor que no alimenten a los monos.
Caminar por la ciudad azul
Como les conté, Jodhpur es una de las ciudades más grandes de la provincia india de Rajastán. No toda la ciudad responde al nombre de “la ciudad azul”. Ésta se refiere a la ciudad antigua, la que rodea el fuerte de Mehrangarh. La mayoría de los hostels, guest house y hoteles están en esa zona de la ciudad. Es la zona que recomendamos para hospedarse, porque casi todo puede hacerse caminando desde ahí.
Caminar por sus callecitas, ver sus templos, los mercados, los comercios donde la gente hace sus compras cotidianas. Entrar en algún hostel o guest house con bar terraza para disfrutar de un almuerzo, una cena o tomar un té mirando el fuerte. Comprar algún alguna especia o té y aprovechar para conversar con los locales sobre India o sobre lo que surja. Todo esto es sin duda, lo que no dejaría de hacer en una mañana o una tarde de Jodhpur.



Hasta acá, a grandes rasgos, lo que hicimos en nuestros dos días en Jodhpur. Como siempre decimos, cada uno hace y deshace su propio viaje. Si conoces Jodhpur y tenés algún lugar o actividad para recomendar, podés dejarnos tu comentario.
¿Y el coleccionista de billetes? Si, ya tiene en su carpeta diez pesos argentinos.
Mientras leía pensaba, le llevaste el billete al coleccionista ?? Menos mal que lo respondiste al final !!! Jajaja. Muy buena descripción, sigan así!!!???