“Estos son los frutos del exilio, imperio y exploración: nuevos sabores, colores e ingredientes descubiertos en los confines más lejanos del mundo: traídos de vuelta, apreciados, abrazados.

Son la cosecha de la historia y de la aventura, en un vaso. Los alentamos a que los descubran ustedes mismos, siempre persiguiendo el viaje más que el destino.

En otras palabras, haz tu propio mapa.”

                                               Traducción de la primera página de la carta de Oriole

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La barra de Oriole

LA VUELTA A ORIOLE

Finalmente llegó la hora. Luego de un poco más de dos años de espera, volvimos a Oriole. Volvimos a ese bar que nos había encantado y que le habíamos recomendando a cada persona que venía a Londres. En lo personal, Oriole hizo que profundizara mi necesidad de adquirir conocimientos sobre coctelería. Luego de aquella visita, me convertí en un bartender casero y experimental. Volví de Londres en 2016 y comencé a hacer bitters caseros, almíbar de todo lo que se les pueda ocurrir. Comencé a amar mi armario de bebidas, que aún hoy, sigue siendo mi tesoro más preciado.

-¡Buenas noches! ¿Puede ser que hayan solicitado estar en la barra? Tenemos mesas disponibles, pero como ustedes deseen- nos dijo la chica que estaba en la entrada. Para los que nos leen hace rato, ya sabrán cual fue mi respuesta, yo siempre quiero sentarme en la barra. La barra estaba vacía, pero las mesas casi llenas. Era jueves, y había música en vivo.

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Los músicos tocando blues y jazz dentro del bar

EL BAR POR DENTRO

El bar estaba igual a como yo lo recordaba. Cambiaron los bartenders, pero la magia y la calidad no cambió, se mantuvieron intactas. Nuestro anfitrión de la noche, es la nueva persona a cargo del bar. Nos preguntó si era nuestra primera vez en el bar y nos ratificó nuestro pensamiento: la barra, tanto para él como para nosotros, es el mejor lugar para sentarse en un bar. Faltaban unos minutos para que la música comenzary los músicos ya estaban preparando el escenario. Para sorpresa de mi buena memoria, uno de los tres músicos era el mismo que había estado la primera vez que vinimos. Toca el piano y canta como a mi me gusta, blues con voz ronca y gruesa. Esta vez, estaba acompañado de un baterista y un guitarrista.

La decoración contrasta con el exterior. Afuera, la noche y el silencio del Smithfields market que estaba en reposo, sin gente, terminando la jornada y a la vez preparando todo para la siguiente. Frigorificos, carnicerias, pescaderias, olores y un ambiente que jamás demostraría tener uno de los mejores bares del mundo debajo de él.Adentro, un ambiente explorador, te invita a descubrir nuevos sabores, nuevos lugares y hasta nuevas melodías. Un Samurai, una palmera, un instrumento de música. Todo te lleva a lugares lejanos.

La barra de Oriole es una muestra de arte y complejidad. Decenas de ingredientes, separados en pequeñas cajitas de madera. Muchas copas y vasos de diferentes formas, desde un sobre, una tetera china hasta una bolsa de cuero. Todo al compás de los cocktails que muchas veces se ven afectados en su sabor por las fantasiosas y espectaculares presentaciones. Bebidas de todas las nacionalidades y para todos los gustos.

Tiene doble barra, adelante los bartenders preparan los cocktails y detrás, los asistentes realizan la mise en placey limpian las copas. La carta sigue siendo una de las más completas que vimos en bares. Separada en tres grandes capítulos, Old World (Europa y Africa), New World (America) y Oriental World (Asia y Oceanía). Cada cocktail viene tiene un ingrediente del país que dice debajo. La casualidad y la causalidad que nuestro bar preferido en el mundo se traté sobre sabores y viajes alrededor del planeta.

La música sonaba, y nosotros bebíamos los elixires que nos preparaba nuestro anfitrión. No había un solo detalle descuidado, todo era perfecto. Quise volver a Oriole y seguramente quiera volver varias veces más. Sus cocktails no son comunes,

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El bartender sirviéndonos mi primer cocktail

COCKTAILS

Esa noche pedimos seis cocktails en total. Tomamos casi todas las recomendaciones del bartender, quien no dudó ni erró en darnos cada de una de ellas. La barra de Oriole sigue estando en buenas manos. Nos fuimos con la promesa que volveríamos. No importa cuando, siempre queremos volver.

Los cocktails, por orden que los fuimos pidiendo, en tandas de a dos, mencionando alguno de los ingredientes:

Marine Drive: miel ahumada, granadina, gin y tamarillo. Un cocktail con un sabor muy ahumado, notas de frutos rojos que le da la complejidad del tamarillo y un poco dulce.

The Bounty: ron, pisco, puré de huacatay y lima. Bien balanceado entre lo ácido de la lima y lo herbáceo del huacatay. Viene servido en una especie de mate.

Storyville: whisky rye, VSOP cognac, amaro, vermouth y jallab. El sabor se debate entre un boulevardier y lo dulce del vermouth y el jallab dado que el amaro Montenegro no llegar a ser tan amargo como el Campari.

Mare Nostrum: gin, infusión de hojas de pistacho, almíbar de jazmín, limón y mastiha. Servido en un sobre, tiene un sabor dulce sin perder lo herbal de las hojas de pistacho y lo floral del jazmín. Una compleja mezcla de sabores.

Cydonia Cup: vodka, aperitivo de gooseberry, cordial de frutilla y jugo de pomelo. Viene presentado en un vaso que está pintado con polvos de 3 sabores diferentes: ahumado, té verde y frutos rojos. Tiene una consistencia cremosa.

Acadia: mantequilla de maní, roots tentura, jugo de pomelo y bourbon. Definitivamente mi preferido. La mezcla del bourbon con el licor roots y ese sabor final a maní lo convirtieron en mi cocktail preferido de Londres. Viene con un chocolate amargo de garnish.

INFORMACIÓN

Web: www.oriolebar.com

Instagram: @theoriolebar

Horarios: todos los días desde las 18hs