(Este post forma parte de la información útil que compartimos sobre Nuestra ruta por La Toscana)
Florencia, fue la primera parada en todo nuestro viaje por Italia y desde donde iniciamos el road trip por La Toscana. Por alguna razón, siempre quise conocerla. Quizás por todo lo que una amiga me había contado de su viaje. Quizás también, porque siempre la imagine especial, con personalidad propia, distinta a cualquier otra ciudad medieval que haya conocido. No me equivocaba, pero entendí mi deseo cuando finalmente la conocí. Bohemia, absolutamente artística, extremadamente pintoresca. Galerías de arte en cada callecita, museos para todos los gustos, artistas en cada plaza. Un ambiente relajado, más del que esperaba. Tiendas de diseñadores independientes, se ve mucho trabajo y producción local. Antes de llegar, imaginaba a toda Italia intensa y exagerada como Nápoles, Florencia no lo es.
Un puente que cruza el río, pero que es más protagonista que ese río. El Ponte Vecchio cumple, sin dudas, un papel fundamental en la ciudad. Hagan el esfuerzo, despiértense un día bien temprano para caminarlo sin gente y con sus comercios cerrados.
Florencia, como tantas ciudades europeas, es muy turística, se colapsa, se llena de gente. No dejen que esa sea la impresión que les deje, la de una ciudad colapsada. Gánenle al sueño, intenten salir en los horarios en los que la mayoría de la gente no lo hace, caminen por calles internas, esas que los turistas no toman. Crúcense con los locales haciendo las compras en los almacenes, intenten conversar o, al menos, intercambien gestos y sonrisas.
De la Catedral de Florencia no deberíamos esperar más de lo que nos sorprende por fuera (que es demasiado). Por dentro es simple, como, a mi parecer, deberían ser todas las iglesias. Sacamos la entrada con anticipación. No sabemos cómo será el resto del año, pero en agosto, todo estaba colapsado y sin entradas disponibles.
La Galeria Uffizi es una de las principales atracciones artísticas de Florencia. En su fachada, se pueden ver las esculturas de los artistas más reconocidos de la historia.
Aunque no se demasiado, admiro el arte en todas sus formas. Me gusta ver y admirar, principalmente, pinturas. Me gustan los museos, los siento inspiradores. Si te gusta o te llama la atención el arte, no dudes en sacar el ticket con anticipación y visitarla con tiempo para poder recorrerla entera. Es más grande y con más contenido del que parece.
Si no te gusta o no te interesa demasiado el arte, no entres. No deberíamos sentirnos obligados a visitar ciertos lugares por ser los puntos turísticos mas importantes de las ciudades que visitamos.
El David de Miguel Ángel está en la Galería de la Academia de Florencia. No conseguí entrada (intentando un día antes), pero tampoco me desesperé. No estaba en mi lista de prioridades.
El atardecer en Florencia es una atracción en sí misma (al menos lo fue en verano). Lo vimos desde dos lugares. Los laterales del Río Arno es una excelente opción ya que el sol cae detrás del Ponte Santa Trinita. Ver cómo baja el sol, el cielo se tiñe de muchos colores y se refleja en el río, teniendo el Ponte Vecchio a unos metros, es una de las postales que me lleve no solo en mi cámara sino en mi memoria.
Otra opción hermosa pero bastante menos tranquila por la cantidad de gente, es ver el atardecer desde la Piazzale Michelangelo. El punto panorámico más conocido de la ciudad, desde donde se toman las fotografías más famosas de Florencia. Sí, se llena de turistas al atardecer, pero sin duda, vale la pena.
Comer un sándwich en All’ Antico Vinaio debería ser una atracción en sí misma. De hecho, lo es. Es probable que tengan que hacer unos minutos de fila, pero lo vale. Hay tres locales del mismo dueño, mismo nombre, y mismas opciones. No cuentan con mucho espacio para sentarse a comer dentro (menos de diez mesas). Es una excelente opción para buscar el sándwich que más nos guste y seguir recorriendo la ciudad.
Con respecto a los hospedajes en Florencia, no nos resultó nada fácil conseguir algo que cumpla con las tres “B” (bueno, bonito y barato). Dado que estábamos con los padres de Tincho, necesitábamos algo cómodo para cuatro adultos y que tenga aire acondicionado. Las altas temperaturas de agosto, pueden resultar agobiantes. Finalmente, optamos por el alquiler de un departamento por Airbnb al sur del Rio Arno. Estábamos a solo 400 metros del Ponte Santa Trinita. Si bien no tuvimos la mejor experiencia con el departamento, la zona es perfecta. Cerca de todas las atracciones, pero lo suficientemente apartado de los lugares donde más personas se encuentran.
Florencia tiene todo, arquitectura toscana, gastronomía típica, almacenes tradicionales donde comprar los mejores alimentos para cocinar, arte para todos los gustos, spritz refrescantes y vistas que quedan grabadas como los mejores recuerdos.
| Podés ver más de nuestras mejores fotografías de La Toscana acá. |
