Pasaron 3 años hasta que volví a New York. Cada año que pasaba, mi lista de bares y restaurantes que debía visitar se agrandaba. Mis anotaciones comenzaban con los clásicos, luego con los más nuevos y, por último, los recomendados. Si me preguntan hoy, no sé cómo Amor y Amargo terminó siendo el número uno de mi lista, así como tampoco sé por qué aparece tan poco en las recomendaciones de la web.
Ese día había llegado al departamento al mediodía, luego de un largo vuelo desde Buenos Aires. Estaba cansado, pero mi consciencia no dejó que, en la primera noche de esta nueva visita, me quedara en el departamento. Por eso, cerca de las 20:00 decidí pasar a tomar algo antes de ir a cenar. Me iba a encontrar con Car y la amiga cerca de las 22:00. Si bien no sabía mucho más de lo poco que había leído o me habían comentado, sabia lo más importante, acá los reyes de la noche eran los amaros, bitters y vermuts. Finalmente, luego de caminar unas tres cuadras, llegué al bar. Me hospedé en el East Village, tanto por su cercanía con el Soho como por su cercanía con los bares que quería recorrer.
EL BAR
Si algún día tuviese un bar, quisiera que sea como este. Me sobran los adjetivos positivos: es acogedor, simple, rústico y con una gran barra llena de bitters, licores y aperitivos. Su puerta casi siempre está abierta, la gente entra y sale todo el tiempo. Es como si la transición entre la calle y el bar, tuviese el mismo sentido que ir del patio de tu casa al living. Así es como te hace sentir este bar, como en tu casa. Las botellas están todas acomodadas en estantes de madera, casi como un antiguo bodegón. Ni el bar ni los cocktails se van en decoraciones fantasiosas, acá es todo simple, es todo lo que uno espera tener en el bar del barrio. La consigna es simple: tragos directos (aunque algún que otro cocktail diferente también se puede pedir).
Tiene una barra mediana, donde hay unas banquetas, y alrededor de todo el local, hay barras pequeñas contra la pared para apoyar los cocktails mientras pasás un buen un rato.






¿QUE TOMAR?
Si bien tienen una carta, lo mejor es pedirle al bartender que te prepare un cocktail con las características que prefieras, son increíblemente imaginativos y talentosos. En su arsenal creativo, podés encontrar decenas de bitters de diferentes sabores, vermuts, licores herbales como Chartreuse o Strega y botellas que en tu vida has visto (¡al menos no en la mía!).
Esa noche, tomé solo dos cocktails. El primero sacado de la carta y el segundo… ¡qué decir del segundo!, una obra de arte volcada en el vaso. Licor de ruibarbo con un amaro italiano (no pude a ver la marca). Me dejó con ganas de mucho más.
Llegó el momento en el que tuve que frenar y retirarme a tiempo. Sin nada en el estómago es muy complicado pasar un rato largo en Amor y Amargo, ya que beber tragos directos toda la noche podría ser perjudicial para la salud. Pasar un buen rato con amigos ahí dentro, debería ser la parada obligada de cualquier grupo de amigos que decida salir por el East Village.
Queda a la vuelta del Tompkins Square Park, en una zona llena de buenos bares, de los que hablaremos en los siguientes posts.



INFORMACIONDireccion: 443 E 6th St, New York, NY 10009, EE. UU.. VER MAPA Instagram: @amoryamargo Horarios: Lun-Jue 17:00 a 01:00; Vie-Sab 15:00 a 03:00; Dom 15:00 a 01:00. |